Marte, ¿un planeta esotérico? Parte I

A Marte se le conoce como el planeta rojo desde hace milenios. La antigua civilización egipcia lo conocía como Her Descher, que significa El rojo, y más tarde los romanos lo bautizaron como Marte en honor al dios de la guerra. Desde entonces lo conocemos por ambos términos y no ha hecho más que asombrarnos y sorprendernos1. Marte, ¿un planeta esotérico? intentará mostrarte cómo Marte ha influido enormemente en la imaginación de escritores, astrónomos, cineastas e incluso en la cultura popular; cómo nuestra concepción de especie puede ser reflejada en otro planeta convenciéndonos de la existencia de vida extraterrestre bajo las premisas que la rigen en la Tierra o cómo el esoterismo de una organización como la NASA ha hecho que tengamos una visión de Marte bastante alejada de la realidad mediante manipulaciones fotográficas y en medios de comunicación.

Marte es el cuarto planeta del Sistema Solar comenzando desde el Sol y el último de los planetas telúricos o rocosos (ubicado antes del cinturón de asteroides que da la bienvenida a los cuatro planetas jovianos o gaseosos). Posee dos satélites naturales de pequeño tamaño, ya descritos en 1877 por el astrónomo estadounidense Asaph Hall y que se cree son asteroides capturados por el propio planeta hace unos cuatro mil millones de años: Fobos, el más grande y cercano, tiene 21km de diámetro y Deimos, el más pequeño y alejado, tan sólo tiene 12km de diámetro. Al ser el planeta más cercano al nuestro, durante años se convirtió en el mejor candidato para albergar vida extraterrestre ya que los astrónomos suponían que las condiciones climáticas no diferirían excesivamente de las de la Tierra. ¿Y de qué clase de vida estamos hablando? ¿Qué evidencias podrían apoyar tal evento? Obviamente tenemos que ubicarnos en el contexto histórico adecuado. Antes del auge de las exploraciones espaciales a mediados del siglo XX, cuando solo se podía observar el planeta bajo telescopios terrestres (con limitaciones y artefactos que hoy son inconcebibles), Marte aparecía como un disco rojizo brillante con manchas difusas y ciertos relieves similares a los de la Tierra. Realmente parecía ser un planeta hostil, difícilmente habitable incluso para seres muy sencillos fisiológicamente hablando. Estábamos ante un planeta entero cubierto de roca, sin rastro alguno de agua líquida. Pero en 1877, durante la gran oposición del planeta rojo (evento durante el cual el planeta ocupa su posición más cercana a la Tierra y muestra su mayor diámetro), el astrónomo e historiador italiano Giovanni Schiaparelli describió unos peculiares relieves que conmoverían al mundo occidental. Tras su telescopio observó una superficie marciana irrigada por una densa red de estructuras lineares a las que llamó canali2 y comenzó a mapearlos. Schiaparelli los describió así en su obra La vita sul pianeta Marte:

»Más que verdaderos canales, de la forma para nosotros más familiar, debemos imaginar depresiones del suelo no muy profundas, extendiéndose en dirección rectilínea por miles de kilómetros, con un ancho de 100, 200km o más. Ya he señalado una vez más que, de no existir lluvia en Marte, estos canales son probablemente el principal mecanismo mediante el cual el agua (y con él la vida orgánica) puede extenderse sobre la superficie seca del planeta».

Tras la difusión de su obra en Europa, los canales marcianos se convirtieron en una explosión propagandística de civilizaciones marcianas con carencias hidráulicas (vida inteligente en esencia) que construyeron esos canales para transportar el agua líquida desde los polos al árido ecuador de Marte. La creencia popular en esta supuesta vida inteligente fue en aumento y a finales del siglo XIX los canales de Schiaparelli se podían encontrar por doquier en literatura, ciencia o arte. Lo que Schiaparelli no sabía era que todo el revuelo causado fue debido a una equivocación en la traducción de su obra: la palabra canali, que implicaba una conformación del terreno creada geológicamente en su idioma nativo, se tradujo como canels (que lleva implícito un significado artificial) en lugar de channels. Es más, Schiaparelli nunca se mojó y se mantuvo al margen de especulaciones sobre sus observaciones, solo se dedicó a describir.

Uno de los científicos más influenciados por Schiaparelli fue el astrónomo estadounidense Percival Lowell. Lowell se asombró con la idea de una posible civilización marciana, posiblemente condenada a la extinción por la carencia de agua líquida y obligada a construir canales para abastecerse de agua de los polos. Tal fue su obsesión que llegó a construir su propio observatorio en Flagstaff para buscar evidencias a favor de estos canales. Pasó la mayor parte de su vida científica tratando de demostrar la existencia de vida marciana en artículos, revistas, etc; además de publicar tres libros que tuvieron un gran impacto popular: Mars (1895), Mars and its canals (1906) y Mars as the abode of life (1908). Lowell pudo sacar más jugo de la civilización marciana con la oposición de Marte en 1907, información que posteriormente le sería útil para su último libro. Lowell, junto a Earl Slipher, pudo fotografiar Marte con un pequeño telescopio haciendo verídica la presencia de los canales (aunque las fotografías eran de calidad dudosa debido a la nubosidad y altos tiempos de exposición). Incluso tras la muerte de Lowell, Slipher siguió la campaña iniciada por su compañero y consiguió publicar cientos de fotos donde se observaban los canales3. Pero no sólo astrónomos adquirieron las pinceladas marcianas de Schiaparelli, el escritor británico Herbert George Wells publicó en 1898 su famosa novela de ciencia ficción La guerra de los mundos. En ella describe una invasión marciana a la Tierra; es más, fue la primera descripción de una invasión alienígena a nuestro planeta. La novela se llevó al cine y a la televisión décadas después, además de influir a multitud de escritores posteriores. Se puede decir que Schiaparelli creó indirectamente la marcionología, y que Lowell fue el principal impulsor y divulgador de la hipótesis.

Lamentablemente el mundo soñado por Lowell resultó ser no más que una ilusión óptica causada por las aberraciones de los telescopios. Aunque sus ideas repercutieron enormemente en la sociedad, llevándola a mundos inimaginables nunca antes concebibles, hubo científicos que se opusieron desde el principio a sus hipótesis. El astrónomo italiano Vincenzo Cerulli puso en tela de juicio la existencia de los canales al afirmar que las estructuras de Schiaparelli eran meras ilusiones ópticas con no más nitidez que la que otorgaba un telescopio rudimentario de la época. Eugéne Antoniadi argumentó que, bajo unas condiciones climáticas apropiadas y un buen telescopio bajo el hombro, los canales no existen en absoluto, sino que son matices de brillo complejos resultantes de detalles irregulares, demasiado pequeños para ser accesibles a nuestros medios. Incluso el ilustre biólogo Alfred Russel Wallace, codescubridor de la selección natural como mecanismo impulsor de la evolución en la Tierra, negó la existencia de una civilización marciana en su libro Is Mars habitable? afirmando que la temperatura y la presión atmosférica del planeta son demasiado bajas, porque el agua podría existir en forma líquida, y que todos los análisis espectroscópicos realizados hasta ese momento habían establecido la presencia de vapor de agua en la atmósfera marciana.

Con el tiempo, la civilización marciana de Lowell se fue quedando aislada en los márgenes de un libro que comenzó a escribir y que durante cuatro décadas fue rellenándose con mitos y leyendas creados por una sociedad a la que él mismo cautivó. La última página del libro de Lowell se escribió en 1965 cuando se tomaron las primeras fotografías de Marte. La sonda estadounidense Mariner 4 recopiló múltiples fotografías de paisajes desolados y desérticos, con numerosas rocas y con abundantes cráteres similares a los de la Luna. El auge de la exploración espacial en los años 60 puso punto y final al anhelo de una verdadera civilización en el planeta rojo. No obstante la Mariner 4, la primera sonda que logró mandar imágenes satisfactoriamente a nuestro planeta, ya mostraba depresiones y formaciones geológicas a modo de canales. Todo parecía indicar que estas depresiones fueron esculpidas por agua líquida.

En Marte encontramos canales, pero de formación geológica y no artificial por sus irregularidades y premisas similares a los de la Tierra. Estos canales ahora secos transportaron agua líquida en un pasado remoto (se sabe que en Marte hay hielo bajo la superficie y vapor de agua en la atmósfera, ahora sumideros de agua no líquida). ¿Visualizó Lowell una civilización que se remonta miles de millones de años atrás y que quizás migró hacia otro Sistema Solar cuando el agua líquida empezó a escasear? Curiosamente los canales marcianos transportarían agua desde los casquetes polares hasta el ecuador. Y no solo canales, cráteres como el de Antoniadi pudieron contener depósitos de agua que provendrían de fuentes subterráneas. Un estudio realizado por la NASA en 2015 sugirió que hace unos 4500 millones de años, cuando nuestro planeta se encontraba en los inicios de su formación, el polo norte de Marte estaba cubierto enteramente por agua líquida con hasta 1,6km de profundidad en algunos puntos4.

Hablamos de hace 4500 millones de años, sólo 100 millones de años tras la condensación del Sistema Solar y formación del mismo como tal. De existir vida por aquel entonces, su génesis sería enormemente temprana (la vida en la Tierra apareció hace entre 3800 y 3500 millones de años). Aunque improbable, la hipótesis no es para nada desechable teniendo en cuenta las leyes de la probabilidad. A día de hoy no se sabe con exactitud si hubo vida, ni cómo pudo haber sido, ya que encontrar material biológico o moléculas orgánicas de tal edad sin que sufra alteraciones considerables es muy difícil. Además no tenemos evidencia alguna de que la vida marciana posea un hipotético material genético basado en ARN o ADN como en la Tierra, si es que tiene alguno, ni estructuras basadas en polímeros de naturaleza proteica. No sólo el agua líquida puede indicarnos la presencia de vida extraterrestre, también el gas metano. Este gas, fundamentalmente de origen biológico, fue encontrado en cantidades considerables en la atmósfera de Marte a partir de 2003. El enigma surge cuando nos topamos con la previsible inestabilidad del metano bajo alta radiación y condiciones atmosféricas marcianas, que harían desaparecer al metano en varios años, y su alta concentración constante5. La NASA clasificó de misterio esta fuente. ¿Nos encontramos ante una posible fuente biológica de metano oculta bajo la superficie visible del planeta? Quizás la hipótesis de Lowell de que existiese vida en Marte no ande tan desencaminada, si bien podemos desechar casi cien por cien que la vida fuera inteligente. ¿Pueden unos hipóteticos microbios desterrar a los marcianos de Lowell y convertirse en el nuevo fenómeno explosivo social? Tendremos que esperar a que la exploración espacial nos de la respuesta.

La verdad es que las numerosas misiones de exploración marciana entre 1965 y 2013 han hecho que pongamos los pies en la Tierra y nos olvidemos de un planeta árido y rocoso habitado por civilizaciones de seres inteligentes que luchan desesperadamente por sobrevivir transportando agua líquida mediante canales. El destierro de los marcianos de Lowell no ha hecho desaparecer el afán por encontrar vida inteligente en Marte. Diferentes movimientos sociales, vinculados a la desvelación del esoterismo podríamos decir, y ramas de la ufología creen que puede haber, y de hecho hay, señales de vida inteligente en Marte. Algunos ejemplos son la famosa cara de Marte o el sarcófago y estatua egipcias. La cara de Marte fue fotografiada por la sonda Viking 1 el 25 de julio de 1976 cuando se encontraba orbitando la región Cidonia de Marte. La NASA publicó la fotografía seis días después de obtenerla y causó un gran desconcierto en la prensa y comunidad científica. La interpretación lógica dada por la mayoría de astrónomos implicados en la misión fue que se trataba de una irregularidad natural del terreno, una meseta que debido al ángulo de incidencia de la radiación solar y la baja resolución de la fotografía mostraba la apariencia de una cara (además de la tendencia del cerebro humano a reconocer patrones generales). Pero la ufología y pseudociencia afirmaban que se trataba de un monumento alzado por vida inteligente proveniente de otro Sistema que visitó Marte en algún lugar. Carl Sagan, aunque acoge este tema con cierto escepticismo, se mostró partidario de su explicación en base geológica y describe este fenómeno en su libro El mundo y sus demonios:

»Aunque quede claro para todo el mundo que esas figuras de Marte son geológicas y no artificiales, me temo que no desaparecerán las caras monumentales en el espacio (y las maravillas asociadas). Ya hay periódicos sensacionalistas que informan de caras casi idénticas vistas desde Venus hasta Neptuno6».

La interpretación científica desbancó al resto de explicaciones gracias a las nuevas fotografías tomadas por la sonda Mars Global Surveyor en 2001, donde se muestra la cara de Marte en alta resolución. La supuesta cara resultó ser una estructura de formación geológica que jugó una mala pasada debido a la combinación de luces y una mala resolución. Lo mismo sucedió con el sarcófago egipcio de Marte: la rover Curiosity fotografió diferentes planos de formaciones rocosas y en una de ellas apareció una estructura parecida a un sarcófago. Aunque muy similar morfológicamente, no dejó de ser un fragmento rocoso desprendido. Ambos casos, y otros no explayados aquí, resultaron ser, para decepción de los ufólogos que intentan buscar señales de vida inteligente, algunos empeñados el desvelar el ocultismo de la vida extraterrestre, imágenes que mostraban un patrón familiar creado por nuestro cerebro a partir de nuestros injertos sociales.

Pero lo expuesto hasta ahora incluye un supuesto misterio y esoterismo marcianos que fueron desvelados a la sociedad semanas o meses después de detectar la anomalía, como son el caso de la cara de Marte o los canales de Schiaparelli. El verdadero esoterismo nos llega cuando observamos la secuencia de fotografías proporcionadas por la NASA desde 1971, cuando aterrizaron las sondas Viking, hasta hace poco, 2015. El planeta rojo no es tan rojo.

Bibliografía:

  1. Planeta Marte [web en línea]. Introducción. La búsqueda de la vidahttp://www.todoelsistemasolar.com.ar/marte.htm [Consultado: 27/06/2016]
  2. Giovanni Schiaparelli [web en línea] Wikipedia. https://es.wikipedia.org/wiki/Giovanni_Schiaparelli [Consultado: 27/06/2016]
  3. Vázquez Abeledo, Manuel. Los canales de Marte, un ejemplo del uso del método científico [artículo en línea]. http://elpais.com/elpais/2015/10/21/ciencia/1445442540_335497.html [Consultado: 27/06/2016]
  4. Revelan científicos que Marte tuvo un gran océano [artículo en línea]. http://www.excelsior.com.mx/global/2015/03/05/1011841 [Consultado: 28/06/2016]
  5. Mars Express confirms methane in the martian atmosphere [artículo en línea]. http://www.esa.int/Our_Activities/Space_Science/Mars_Express/Mars_Express_confirms_methane_in_the_Martian_atmosphere [Consultado: 28/06/2016]
  6. Cara de Marte [web en línea]. Wikipedia. https://es.wikipedia.org/wiki/Cara_de_Marte [Consultado: 28/06/2016]

7 comentarios en “Marte, ¿un planeta esotérico? Parte I

  1. Deben haber descubierto muchas otras cosas en Marte, pero….Solo nos vamos a enterar si encuentran inofensivas bacterias extraterrestres.
    Pero si encuentran algo tecnológico, ni sueñen que nos van a decir algo.
    Porque?
    Porque no están dispuestos a compartir nueva tecnología para no perder su predominio.
    Porque implica que hay «alguien» mas que puede o podría desafiarlos.
    Porque la supremacía armamentista y todo su maldita industria no tendría justificativo para enfrentar a otros pueblos.
    Y simplemente porque ya no serían los chicos mas importantes y malos del barrio.
    Por eso es que yo creo que no sabemos y nunca sabremos de un hallazgo tecnológico.
    Solo nos enteramos si hay agüita, roquitas, o si aparece alguna bacteria congelada. Nada mas.

    Aqui hay varias cosas bastantes extrñas en Marte:
    https://ydequehablamosahora.wordpress.com/tag/marte/

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    1. Sí creo que las élites desvelan o no, según las conveniencias, hallazgos en otros planetas o cuerpos. De hecho en Marte se han ocultado o modificado imágenes… Lo que ya no creo es que se encuentre tecnología extraterrestre, y menos en un planeta vecino. Casi todas, por no decir todas, las imágenes que mueven los círculos ufológicos están modificadas o con una resolución tan baja que incitan a ver cosas donde no las hay. Si hay vida inteligente no va a estar en nuestro Sistema Solar, y diría que quizás ni en nuestra galaxia…

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